El primer ministro de Francia, Michel Barnier, afronta previsiblemente las últimas horas al frente del Gobierno. En pocos minutos comienzan a debatirse las dos mociones de censura presentadas por la izquierda y la ultraderecha respectivamente contra su Ejecutivo. Un proceso que durará al menos dos horas que pueden hacerse muy largas, especialmente si se comparan con los fugaces tres meses de duración de su mandato, el más corto de la historia de la V República si nada lo remedia.
Barnier y los suyos han intentado hasta el último minuto remover la conciencia de quienes iba a tumbar el Gobierno. Lo intentó a la desesperada el primer ministro en una entrevista en horario de máxima audiencia la noche del martes que siguieron diez millones de espectadores. “La estabilidad soy yo”, intentó convencer a los espectadores que, en realidad, no iban a pintar nada en su futuro. Y lo ha intentado también el presidente de la República, Emmanuel Macron, desde Arabia Saudí, donde se encuentra de viaje justo estos días de crisis, apelando a la responsabilidad.
Si la moción prospera, Macron deberá buscar una solución porque en Francia no se vota a un candidato alternativo como sucede en otras democracias europeas. El problema principal, quizá uno de los males de este proceso, es que constitucionalmente no puede convocar nuevas legislativas hasta mediados de 2025. Según la prensa, Macron maneja dos nombres que podrían contar con el visto bueno implícito de Le Pen para sustituir a Barnier: el del actual ministro de Defensa, Sébastian Lecornu, y el del veterano centrista François Bayrou. Pero todavía resulta demasiado pronto para saber si serían aceptados. De momento, Barnier debería quedarse al mando de los asuntos corrientes y Macron recuperará de golpe todo el protagonismo perdido y deberá volver a ser el árbitro del partido.
Los diputados están ya en la Asamblea y los debates comienzan en unos minutos. Las dos mociones se examinarán al mismo tiempo. El primer orador, Éric Coquerel (La Francia Insumisa), presentará la moción de censura del Nuevo Frente Popular, que ha reunido el mayor número de firmantes. Hablará durante un máximo de 10 minutos. Luego intervendrá Marine Le Pen (RN) por un máximo de 15 minutos.
Francia se sumirá luego en un terreno desconocido. Sería la primera vez desde 1962 que una moción de censura llega a buen puerto y logra derribar a un primer ministro. Sucedió solo en esa ocasión con el entonces jefe de gobierno Georges Pompidou, durante el mandato del presidente Charles De Gaulle. Desde entonces, decenas de mociones de censura se activan cada año como respuesta a la aplicación del artículo 49.3 que permite aprobar por decreto determinados proyectos. Ninguna llegó jamás a completar su propia naturaleza de demolición.